Queridos bloggeros,
Hoy quisiera presentaros a Oñequep, un niño que baila a través de los colores.
Cuando ve un dibujo, su cuerpo se mueve, sus ojos brillan y su cara gesticula. A veces baila de forma frenética, otras se balancea de un lado para otro y en ocasiones danza a ritmo de rock & roll.
Oñequep no puede oír ningún sonido, pero puede ver los Elfos que hay en su jardín cuando sale el arco iris.
Una tarde soleada de verano, después de una gran tormenta, Oñequep se sentó en la hamaca de su jardín para leer un libro de hadas.
De repente, pudo sentir la presencia de un ser que jugueteaba por allí. Menudito y con un gorrito verde, vio un pequeño duende que se movía rápidamente entre las flores rojas del jardín.
Cuando supo que Oñequep se había dado cuenta de su presencia, se acercó a él y comenzó a llamarle:
-Oñequeq!!! gritaba el duende.
-Oñequep!!!
Oñequep empezó a sentir un ligero viento en su oídos, como si alguien le estuviera soplando suavemente. Pero sus problemas auditivos, le impedían entender lo que decía.
El duende volvió a su maceta lanzado un enorme pergamino que cayó sóbre el libro de hadas que Oñequep tenía sobre sus rodillas.
Patitieso y algo asustado lo cogió entre sus manos y comenzó a leerlo:
Hola niño bailarín!
Soy el profesor de música del cole de los duendes de tu jardín.
Me gustaría explicarte algo.
La octava musical, que como ya sabrás es el intervalo que separa dos sonidos cuyas frecuencias fundamentales tienen una relación de dos a uno, se corresponde con el espectro del arco iris. El séptimo de sus colores, el violeta, vuelve a aproximarse al primero, el rojo. ¿Sabes por qué? Porque el violeta tiene casi el doble de frecuencia lumínica que el rojo. Lo mismo ocurre con los tonos. Un tono es un conjunto de vibraciones que llega hasta nuestro oído en forma de onda sonora. Cuanto más rápida es la vibración, más alto es el tono. En la octava, el tono más alto vibra exactamente el doble de rápido que el tono más bajo. Por eso percibimos la primera y la séptima nota como notas idénticas pero con distinto tono. En el caso de la luz, nuestro campo perceptivo no llega a captar totalmente una octava: de ser así, durante las tormentas veríamos reiterarse series de colores. En el ámbito de la acústica, en cambio, oímos varios arco iris.
Espero que ahora entiendas porque bailas y tarareas a tráves de los colores.
Don Duende
Desde aquel día Oñequep comprendió porque es capaz escuchar música a través del arco iris.